Construido a finales del Siglo XIX, fue concebido como residencia particular del Arzobispo en turno, siendo el Arzobispo Santiago Zubiría y Manzanera el primero que lo habitó hacia 1905.
La talla de la edificación es de cantera, con elementos neogóticos y neoclásicos. Los acabados y decoración de este edificio estuvieron a cargo de Benigno Montoya, en la portada se puede apreciar el rosetón sobre la puerta principal en forma de flor de lis. Elementos de la arquitectura mozárabe se hacen presentes en el labrado de punta de diamante.
En el interior se encuentra una capilla de gran belleza de estilo neoclasicó, obra también del maestro Benigno Montoya.
Este bello Edificio tiene la distinción de haber hospedado, el 9 de mayo de 1990, a S.S. Juan Pablo II.