Durante el gobierno eclesiástico del segundo arzobispo de Durango, monseñor Santiago Zubiría y Manzanera, se construyeron o reconstruyeron varios templos en la diócesis de Durango como el de Nuestra Señora del Refugio, o el Templo de los Ángeles en la ciudad de Durango, o el de San Diego de Alcalá de Canatlán y el de San Juan Bautista en San Juan de Guadalupe, este último impulsado su construcción por el presbítero Luis Bátiz, recientemente canonizado por el papa Juan Pablo II.
Uno de estos nuevos templos fue el dedicado al Señor San José, que inició su construcción a fines de 1901, ubicándose en uno de los barrios más populares en los límites, entonces, de la ciudad de Durango.
A iniciativa del señor canónigo Rafael López de Lara, el Cabildo Eclesiástico autorizó la construcción de un nuevo templo en la zona norte de la ciudad, encargándose al propio Canónigo la organización de las diversas tareas que permitieran la edificación de la nueva iglesia.
El 20 de octubre de 1901 se anunció en el periódico católico “El Domingo” que ese mismo día a las 4:30 de la tarde el señor arzobispo Zubiría y Manzanera acudiría a la ceremonia solemne en la que se colocaría la primera piedra de este nuevo templo, el cual se ubicaría en un predio ubicado en la 12ª Calle de Gómez Palacio y estaría dedicado en honor al patriarca San José.
El 19 de marzo de cada año se celebra la fiesta patronal de San José, por lo que los vecinos del barrio participan en las solemnidades.
El templo conserva tres vitrales emplomados de magnifica factura. Al centro de la nave principal arriba del altar mayor, se encuentra un vitral dedicado al Señor San José, allí podrá observar además del anagrama del santo, los símbolos icnográficos que le identifican.
Otro vitral ubicado en la capilla de la Virgen de Guadalupe, representa los diversos símbolos marianos. Mientras que el vitral que se conserva en la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, muestra los símbolos de la Pasión de Cristo.
El interior del templo es muy austero y sus monumentos sencillos. Tal vez la capilla de la Virgen de Guadalupe se distingue por su curioso trabajo de plateado, a que se sometió la cantera. En este lugar podrá observar un óleo de la Virgen de muy buena factura y una pequeña imagen del Santo Niño de Atocha, llamado aquí como Santo Niño de los Milagros, también podrá ver una curiosa imagen en miniatura de San Martín Caballero.
En la capilla de Jesús Nazareno se conservan, además de dos esculturas del Nazareno, una profesional de tamaño natural y otra en miniatura. Destaca en este oratorio un muy buen óleo sobre tela del siglo XVIII conocido como Jesús de la Fe.