Las copas de añejos álamos y sauces asomándose sobre los edificios serán ahora la señal para que conozca el paseo más tradicional de los Duranguenses.
Aquí el deleite está en caminar tranquilamente por su largo corredor adoquinado, detenerse frente a una escultura, a una exposición de fotografía o simplemente sentarse en una banca rodeada de jardines y fuentes danzarinas, para disfrutar de un buen libro.
No olvides caminar a través del Puente de las Alamedas para que puedas disfrutar de el corredor y Templo de Analco.